jueves, 15 de enero de 2009

Llegada



No me pareció una mala idea. Era una oportunidad en el "desarrollo de mi carrera" y salir del "estancamiento profesional" en el que me hallaba, como así solían decirlo en esas reuniones áridas y soporíferas en las que el responsable de recursos humanos se creía el amo y señor de tu futuro. Esa vez me sorprendieron, trataron de comprarme a base de pagarme un máster en Estados Unidos. No me pareció mal, pero por motivos muy distintos a los que ellos pensaban, estaría estancado a nivel profesional pero a nivel personal aquello supuso prender la mecha a una revolución que empezó con una pequeña idea en el mismo momento que decían: Boston.

Hay que joderse, de todas las cosas que se me podían haber dado bien en el mundo, resulta que se me iba a dar bien algo que me resultaba aburridísimo. Así que con el paso del tiempo mi productividad había bajado de manera alarmante y había pasado de ser uno de los más "prometedores activos de la compañía" a un "trabajador del montón", yo no había apreciado tal cambio en mi manera de trabajar, si en la manera de mirarme que tenían, ya no tenía ninguna ilusión eso era cierto, aunque el cambio de jefe tenía mucho que ver. Luis ya no era mi jefe directo y ahora tenía un ignorante que no sabía hacer la O con un canuto como "inmediato superior". No es que mi trabajo fuera complicado, ni requiriese de una vocación descubierta desde la más tierna infancia, era ingeniero y tenía algo de sentido común, el resto fue estar en el momento adecuado en el sitio adecuado y haber seguido creyéndome la historia de la "excelencia profesional". Ahora me sentía vacío.

Así que cuando me propusieron cursar un máster en la universidad de Boston dije que sí, que por supuesto, faltaría más, a sus órdenes, mientras sonreía para mis adentros. Duración seis meses. Salida en 15 días, a finales de Septiembre estaría allí. Tenía la excusa ideal en el momento oportuno. Vendí el coche, las cuatro cosas que tenía, me di cuenta que mi vida se resumía en 10 cajas, en la segunda criba se redujo a 7, en la tercera a 5. Le di todos los libros a mi hermano compre una maleta grande y metí sólo ropa. Luego decidí que no. Utilicé mi maleta normal y metí la ropa justa, ya me compraría allí. No tenemos nada. Me di cuenta al tratar de meter mi vida en cajas.

La empresa me organizó todo, me buscó una residencia, se empeñaban en que no mirase lo más económico, busqué algo normalito, lo justo para poder estar allí 5 días mientras encontraba un piso para compartir o un apartamento pequeño. Solucionaron todo el tema de papeleo, todos los visados, me abrieron una cuenta, me compraron el billete de ida y me matricularon. Siempre había necesitado un pequeño empujón a la hora de tomar decisiones importantes, me lo pusieron en bandeja. Sólo les falto haberme llevado al aeropuerto.

Aterricé en el aeropuerto de Boston un martes 23 de Septiembre de 1997. Justo una semana después les llegaba la devolución del importe por la anulación de la matrícula, les abonaba los gastos de avión y la estancia en la residencia. En un escrito les comunicaba mi "baja voluntaria de la empresa". Sólo llamé a Luis para explicárselo, lejos de reprocharme nada se río:

- ¡Que raro eres chaval! ¿Sabes que has mandado al cuerno una buena oportunidad?, ¿no?

Le expliqué porqué lo había hecho.

- ¡Que se jodan! Disfruta lo que puedas, pásame a ver cuando vuelvas.

No éramos amigos. Él era mi jefe, era el único que sabía del tema, nos caíamos bien, desconozco el motivo. No hablábamos mucho, en el fondo temía la reacción sobre mi decisión de la única persona que estimaba en esa empresa. Respondió exactamente lo que esperaba, "¡que se jodan!". Tenía que dejarme llevar por mis intuiciones más a menudo. Tenía que empezar a ser yo mismo de nuevo y tenía una ciudad y una página en blanco que empezar a vivir.

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