miércoles, 11 de febrero de 2009

Adiós

- Me voy Cathy. -Dije, pero mi voz no salió firme y decidida como había planeado, más bien sonó vacilante, casi pidiendo permiso.

Había reunido todo el valor que había podido.

Había pasado la Navidad, ella llevaba ya bastante tiempo sin dar ninguna de sus espantadas, de hecho todo había cambiado, o yo creía que había cambiado. Con el tiempo me di cuenta que lo único que había pasado es que el miedo se metió en mis venas, me corroyó de dentro a afuera. Cuanto más me sentía parte de aquello más terror sentía a la incertidumbre y la provisionalidad en la que vivíamos.

No quería sentirme a salvo, no quería dejarla, no quería que me hiciera daño, no quería hacérselo, no sabía lo que quería a ciencia cierta, ni ella ni yo, lo único que sabía era que la quería o algo muy cercano a ello. Y todo eso tenía que haber sido suficiente.

Mi abuelo siempre decía: "Este crío lee demasiado, debería leer menos e ir más a la iglesia". Nunca encontré allí las respuestas que buscaba, la primera premisa era la confianza brutal y absoluta en unas normas devastadoras para mi forma de pensar, tampoco es que las encontrara en los libros que leía, pero al menos ahí disfrutaba. El sentimiento de saber que estaba condenado de antemano por no querer creer me asustaba y fascinaba al mismo tiempo, estaba convencido que ellos tenían razón, que el Dios cruel y vengativo debía de existir, tanta gente no podía estar equivocada. Tiempo después entendí que sí, que es posible engañar a mucha gente y que yo podía ser uno de ellos. Que ninguno estábamos a salvo de los profetas.

Yo tenía 11 años y sólo quería saber cosas, me fascinaba la naturaleza, intuía un orden lógico y despiadado en aquello. Más allá de misterios y obligaciones, temores y represalias, infiernos y purgatorios, doctrinas y curas asusta niños. Así que decidí buscar en los libros experiencias de gente, a vivir experiencias ajenas y hacerlas mías, pero con el tiempo todo fue cambiando, cada vez vivía menos, sentía menos, hasta que años después empecé a tener miedo y me convencieron. Seguí sin creer en ningún dios, ni en ninguna iglesia, pero me creí todo lo demás, creí en el dinero, en las dobles licenciaturas, en la corbata a las 8 de la mañana, en la competencia despiadada para llegar más arriba, en el padre de familia con un Audi en el garaje, en la corbata a las 8 de la tarde, en todos los sueños transformados en hobbies, en ellos. ¡Maldita sea!, creí en todos ellos menos en mí.

Ella me hacía sentir como un crío. No controlar nada, aprender todos los días, dejarte llevar, días rápidos, meses eternos. Quería que Cathy creyese en mí y yo creer en ella sin ningún tipo de demostración, ni razón, sin paliativos, a ojos cerrados, a tumba abierta, sin pensar en las consecuencias, dispuesto a sufrir las consecuencias. Y lo conseguí, durante un tiempo lo conseguí.

- Es mi vida, ¿no?, ¿acaso tengo otra?, ¿tienes tu otra Mr. "ya lo haremos mañana"?, ¿eh?, ¿dime?, vamos, venga, va, hagámoslo, ¿qué puede ocurrir si hacemos lo que queremos?, ¿eh?, ¿y si no lo hacemos?, ¿crees que no hacer lo que queremos nos va a llevar a ser más felices?, ¿mejores?, respóndeme Tom, ¡vamos!, ¿qué crees que ocurrirá?

Ahora puedo responderte.

Puede ocurrir que por no atreverme a hacer lo que quería acabara en un avión de vuelta, en el mismo trabajo del que me fui y en el que me mantengo con la cabeza agachada entonando el mea culpa, con una novia de pelo negro y ondulado, que sabe que vestido debe de llevar a una cena benéfica o a un cocktail, pero que es incapaz de hacerme escribir ni una sola palabra, puede ocurrir que sufra accesos de ira incontrolables, que pueda haberte negado durante 3 años, que mi mundo se haya derrumbado desde que te volví a ver en ese bar de Cádiz, que todos los días, cuando suena el teléfono, salto a por él con la vaga esperanza de que seas tú.

3 comentarios:

  1. Apreciado amigo Tom,

    Me ha gustado mucho leer tu relato. Sinceramente me gusta leer y me agradan las "historias de vida", los pensamientos. Creo que cualquier aspecto o contexto-situación, por insignifcante que parezca, contiene parte de la experiencia que se nos graba durante nuestro largo camino por este mundo. Sobre todo esperemos que sea largo.

    Saludos sinceros.
    Abuelo Antonio.

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  2. Gracias.

    Yo también espero que sea largo... por la cuenta que me trae.

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  3. Me sigo perdiendo en tus relatos...
    Has conseguido engancharme a ellos, me gusta tu forma de escribir, tu forma de expresar sentimientos contrariados o no pero en el fondo siguen siendo sentimientos a flor de piel..
    Un besito y una estrella.
    Mar

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