martes, 12 de mayo de 2009

En un semáforo

La última vez que la vi todo era confuso, era un bar lleno de gente de una calle estrecha, con mi coche aparcado en un solar cercano, me despedía de mis amigos. De ella no me despedí de una manera especial. Ninguno de los dos volvió a llamar. Podía haberla querido, tenía la suficiente personalidad como para ser única. Era rubia con mechas oscuras, pelo por encima del hombro, me miraba siempre con sus ojos grises como si estuviera a punto de iniciar la gran aventura de su vida. Y no dudo de que si le hubiera dicho de irnos juntos a cualquier sitio hubiera aceptado, o eso me gusta creer. Se llamaba Gabriella, todos la llamaban Gabi. Todos menos yo.

Pertenecía a un mundo distinto. Era amiga de dos compañeros de universidad que tenían el dinero por castigo pero que aún así tenían los pies en el suelo, quiero decir, podían ir en un descapotable pero ambos tenían un coche de segunda mano, un Fiesta y un Corsa respectivamente, eran buena gente. Ella no. Ella tenía un Golf descapotable. Todo pose. Perfecta. Distante. Inalcanzable.

El día que años después apareció en el bar con ellos resplandecía por encima del resto. Dos cervezas más tarde sentí que la había juzgado mal. De prepotente había pasado a tímida, de arrasadora a insegura, de superficial a increíblemente sensata. Ahora era cercana. Tiempo malgastado en la universidad, maldije. Desde aquel día empezamos a coincidir en bares, siempre con nuestros amigos de por medio.

Tres semanas después, un viernes, apareció sola por el bar.

-Tus amigos no están.-Dije mientras la saludaba dándole dos besos.
Ah!, bueno, entré a ver si estaban, mis amigas están fuera, ya me pasaré más tarde.
-¿Una cerveza?-Un sí, un sí, necesito un sí, pensaba.
-Vale.

Estaba a punto de huir a Boston y ella se cruzaba en mi camino. Se lo conté. Juraría que una estela de decepción cruzó por su mirada. Hoy era mi despedida.

Tres horas después estábamos follando en el asiento trasero del Fiat que por aquel entonces tenía. Precipitándolo todo, haciendo todo lo que deberíamos haber hecho durante meses en una sola noche, impasibles a las miradas, disfrutando cada momento con la certeza de que iba a ser el último. Esforzándose ella por hacer lo que no solía, olvidando su timidez, sus prejuicios y yo sintiéndome extraño, sabiendo que no quería que fuese chica de una sola noche. Arrojando al fondo de los “que sería de mi vida si…” todos los pensamientos. Pero estaba decidido, me marchaba a Boston.

Hoy la he visto cruzando un semáforo. Han pasado muchos años, abril del 2008. Llovía. Me he detenido en mitad del paso de cebra. Le he dicho hola, iba con una amiga, esperaba que se parase, ha pasado casi rozándome, me ha mirado directamente a los ojos y ha dicho adiós. Sin detenerse. Juraría que había algo en la entonación, algo, tristeza, ojalá odio, pero algo que no era indiferencia. Algo que me ha hecho sentirme vivo, capaz de volver a ser yo mismo, pleno, indefenso ante nuevos sentimientos. Me he girado esperando su mirada, hablaba al oído de su amiga y durante un segundo, menos, volvió la cabeza. Hay partida.

No puedo evitar dar rienda suelta al depredador que llevo dentro. Hambre de experiencias, de vida, intermitente. Al alejarse le miro el culo que le hacen los vaqueros grises ajustados, dentro de unas botas marrones y una punzada en el estomago casi me parte por la mitad al recordar a Cathy. Ahora ella no puede hacer nada por evitarlo, absolutamente nada. Me duele su recuerdo, me duele el tiempo que pasé en silencio desde que murió.

5 comentarios:

  1. Bueeeeno...vamos mejorando jejejeje, tomando decisiones...pero claro!como q se murio???ay diosss...

    Muy buena esta historia con cierto morbo, y real en síntesis!!

    Saluditos de la chica.

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  2. El problema de tomar decisiones es que traen consecuencias...
    Igual estoy liando un poco todo porque voy y vuelvo en los años que pasaron las cosas, trato de ordenarlo y darle un sentido en las etiquetas organizadas en ¿quién y cuándo?

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  3. Esto va tomando forma... de momento, has conseguido dejarme intrigada... ;)

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  4. Te echaba de menos.
    Buen relato, tiene un ritmo trepidante.
    Un abrazo

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  5. Si, bueno, no queda mucho para que sepais que pasó...
    Gracias por seguir pasandoos por aquí.

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