martes, 7 de julio de 2009

Del amor y la guerra (y II)

Ha sido una espoleta. Una vez que hablé de algo más importante que de ti y de mí, algo más grande por lo que luchar, algo por lo que llegar a creer, tú me miraste con cara de interrogante y me sentí miserable yo también. Esperaba algo más de ti, quizás de mí. No lo sé. A veces no podemos creernos todo lo que nos dicen los telediarios. Nunca he sabido decir que sí a lo que no estoy de acuerdo.

-¿Desde cuándo te ha preocupado la política? –Me pregunta Sandra.

Llevo demasiado tiempo callado. Levantándome por las mañanas, trabajando 12 horas, sin escribir, sin tocar, sin leer, sin pensar, creyendo que eso enterrará el yo que me hace ser un inconformista, el yo que me hace creer que podemos cambiar todo esto, el yo que no se resigna.

Igual ya tenía todo decidido, igual ya sabía que iba a dejarte y esto no es más que una excusa. Voy a escribir a Cathy. Nunca te he comparado con ella. Pero ahora que pienso que ella estará en pie, diciendo que no, me pregunto qué me diría. Tus respuestas ya no me valen…

-¿Señor es suyo un Audi A4 negro que está en doble fila?-Pregunta el camarero.
-Sí, bueno, de mi novia. Ya salgo yo. Sí, no te preocupes Sandra, salgo yo. Necesito salir de aquí. Lo necesito.

Salgo y me aflojo la corbata. Me meto en el coche y lo muevo para que salga un Mercedes clase E. Lo dejo en su sitio. Si entro y vuelvo a escuchar la palabra “YO” me los cargo con el cuchillo de la carne. Pongo uno de mis CDs que ella margina al fondo de la guantera, uno al azar y enciendo un cigarro. Sólo cinco minutos. Necesito pensar, necesito pensar, ponerlo todo en fila y reflexionar.

Vi como nos engañaban para ir a una guerra y que tú sólo decías:

-¿Qué más da? ¿Acaso nos afecta en algo?

Y me sentí triste, vacío, impotente. Veo como nos engañan en nuestro trabajo y tú sigues queriendo más, más dinero, más ascensos, más habitaciones, a costa de mis sueños que nunca te conté, a costa de todo lo que estaba tratando de olvidar y nunca te dije.

3 comentarios:

  1. A veces hablamos mucho...y otras demasiado poco...otras apenas hablamos!!!

    Saludos de la chica indecisa.

    ResponderEliminar
  2. Y otras elegimos la opción menos adecuada para cada momento, hablamos cunado deberíamos callar y callamos cuando deberíamos decir cualquier cosa...

    ResponderEliminar
  3. He parado a tu blog para ver como seguía lo de sandra, desde el blog de cuentos y cuentos y he descubierto sagas de cuentos, muy original, apuntate una nueva lectora, saludos!

    ResponderEliminar