jueves, 5 de noviembre de 2009

Area de descanso

Pese a que siempre imaginé que mis cambios de actitud, mis cambios de humor, se reducían a la frustración de leer símbolos en vez de palabras en todos los libros que debía de leer, ahora, 31 años después, he descubierto que no es verdad, y eso me asusta.

Ahora ya no estoy seguro ni siquiera de aquello que me provoca la ansiedad de mirar más allá de sus piernas, y lleno con libros, vacíos que no soy capaz de determinar.

Estando a 30 km del área de descanso más cercana decidí frenar y no estoy seguro de las consecuencias, pero debía hacerlo, debía hacerlo porque me descubrí pensando que había tomado ya todas las decisiones y no pude soportarlo, me sentí sin control.

Me estoy acercando a la derrota, a aquello que jamás pensé que podría sucederme a mi. Me estoy acercando en cada paso que doy y no tengo el suficiente valor para contradecirme una vez más y sentirme olvidado, ignorado, muerto, enterrado en sus recuerdos, palabra tras palabra más lejos del único objetivo realmente digno y que siempre olvido, ser feliz.

Así que ahora que está dormida me he dado cuenta de que empieza a no importarme lo que sienta con tal de sobrevivir y no puedo evitar odiarme durante toda la noche. Y cuando despierto todavía es peor porque empiezo a no sentir nada.

"Quizás sólo sea una mala racha" y tras coger la guitarra, los pequeños cuadernos y lo que queda de mi esperanza decido acompañarla al teatro una vez más. No me gusta verla actuar, podría no estar haciéndolo y ser así siempre. Vivir cada día como si fuera la última genial representación de nuestras vidas. "Todavía te quiero" y por primera vez en mi vida eso no era lo más importante.

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